Una historia bonita: la cara física de tu negocio
Permíteme contarte una pequeña historia. Es la historia de un negocio. Podría ser el tuyo, perfectamente.
Después de muchas vueltas a la cabeza y echar más números que el bombo de Navidad has alquilado un local, lo has llenado de productos y has abierto tu negocio al público. ¡ENHORABUENA!
Conforme pasan las primeras semanas, vas haciendo cosas para atraer a los clientes a tu negocio: repartes publicidad, hablas con vecinos y amigos para que corran la voz sobre ti, pones carteles en los escaparates anunciando ofertas o hablando sobre un nuevo producto…
Poco a poco vas teniendo clientes, unos más habituales que otros, que te cuentan lo contentos que están de tenerte allí, lo bien que los atiendes y los estupendos productos que vendes. Te sientes tan orgulloso que lo cuentas a tus amigos y familia. Al fin y al cabo, que hablen tan bien de ti y tu empresa es una gran publicidad.
En los ratos en los que no hay clientela o antes de abrir aprovechas para barrer y limpiar vitrinas y cristales. A nadie le gusta entrar en un local sucio… Y menos, comprar en él.
Con el tiempo van ocurriendo cosas que necesitan atención: se funde una bombilla del escaparate y la cambias, las paredes necesitan una mano de pintura y decides aprovechar el puente de La Inmaculada para cambiar el color y darle otro aire, el gobierno nos da una alegría bajando el IVA al 12% (eso no hay quien se lo crea) y lo cambias en el TPV para que los tickets salgan correctamente…
Esto es de perogrullo
Lo que estarás pensando a estas alturas, sobre todo si has tenido la paciencia de leer hasta aquí es: “¡PARA, PARA!. Lo que me estás contando son perogrulladas. Todo eso es lo normal y no me estás dando información nueva. Si es lo que me tenías que contar, llegas tarde“.
Hasta ahora, todo lo que he escrito no sólo es lógico sino que es la actividad normal para que un negocio funcione:
- Si no lo publicitas, no te conocerán.
- Si no hablas con los clientes, no sabrás qué productos demandan para ofertárselos.
- Si no arreglas los desperfectos que aparecen con el tiempo, parecerá un negocio desatendido.
- Si no realizas limpieza diaria, los clientes correrán despavoridos.
La otra historia: la cara virtual de tu negocio
Hasta ahora hemos hablado de tu negocio físico. Pero, ¿qué ocurre cuando hablamos de tu página web?. Ahora te voy a contar la otra historia. La que quizás no conozcas.
Por fin tienes tu página web, con todos sus contenidos. La has alojado en el servidor y ya es visible en la red. Colorín, colorado… Efectivamente, aquí dan por acabada la historia casi todas las empresas. Pero la historia tiene una continuación tan desconocida como preocupante.
Conforme pasan las primeras semanas, no anuncias tu web en las redes sociales, ni escribes artículos en la web, ni añades nuevos productos.
Esto hace que tengas muy pocas visitas en la web y que no acaben de conocer tu empresa, por lo que no puedes publicar citas de clientes hablando de tus servicios o, si lo haces, nunca llegan al cliente potencial. Así que tampoco puedes publicitar tu empresa de esta manera.
No mantienes ni actualizas la plataforma, por lo que corres un alto riesgo de infección de malwares y que desaparezca tu web porque tampoco tienes copias de seguridad.
Con el tiempo, empiezan a dejar de funcionar algunos módulos por no estar actualizados y, al no renovar el aspecto del sitio, las pocas visitas que recibes tienen la sensación de estar visitando una web abandonada.
La importancia del mantenimiento web
Aunque no lo creas te he contado la misma historia 2 veces, pero esta vez sobre tu página web. Curioso, ¿verdad? Pues ahora, imagina que hubieses tratado de la misma forma tu negocio. ¿Crees que habrías llegado hasta donde estás hoy día?
Al igual que tu negocio físico, tu web necesita un mantenimiento constante para mejorar su funcionamiento, mantenerse actualizada, posicionarse mejor en internet… Todo esto buscando un objetivo: atraer clientes.
Esto no es un ejemplo llevado al extremo. Desgraciadamente, entre el 90%-95% de las empresas no prestan demasiada atención a sus páginas web, llegando en la mayoría de los casos a dejarlas prácticamente abandonadas sin darse cuenta del daño que puede provocar a la imagen del negocio a través de la red. de hecho, hace muchísimo más daño tener una web descuidada o abandonada que no tenerla.
Si cuidas hasta el más mínimo detalle tu empresa, ¿Por qué no lo haces con tu web?
Si no sabes cómo mantener y mejorar tu web, en RSL ProDiWeb te asesoramos sobre cómo hacerlo. Y si no puedes dedicarle el tiempo necesario te ofrecemos nuestro servicio de mantenimiento, con precios adaptados a tus necesidades y pensados para que no pagues más de lo realmente necesario.
En resumen…
Es imprescindible que entiendas definitivamente que un sitio web no es sólo publicidad como la que se pega en una farola. Destierra definitivamente esta idea de tu cabeza.
Un sitio web, tu sitio web, es la extensión oficial de tu negocio en internet. Es el representante virtual de tu empresa y como tal debe de mostrar su mejor aspecto e informar convenientemente de los productos y servicios que ofreces, porque es el primer contacto que va a tener el cliente contigo antes de decidirse a visitarte o comprarte. En definitiva, el objetivo de tu web es propiciar el inicio de una nueva relación comercial.